Mujeres en el sector tecnológico
En los últimos años estamos viviendo la «desmasculinización» del sector tecnológico. Los arquetipos de que quienes programan son hombres son solo una visión (aunqué muy común) parcial. Queremos mostrar que éste es un sector en el que el género no importa.
Hace varias semanas colaboramos con la Fundación ASTI (que buscan acercar el mundo tecnológico a los niños) en su proyecto STEM Talent Girl para dar a conocer ejemplos de alumnas provenientes de sectores muy variopintos y que hoy trabajan como programadoras web.
Puedes ver el video de la sesión en Youtube, donde cuatro de nuestras exalumnas explican cómo llegaron al sector y cómo han trabajado como programadoras desde entonces. Laura estudió veterinaria; Almudena, abogacía; Maider, bellas artes; y Ángela, psicología. Todas ellas explican qué les motivaba de pequeñas, qué les empujó a estudiar sus carreras y qué las llevó a decantarse por volver a estudiar y, esta vez, adentrarse en un sector distinto.
Resulta muy interesante contrastar la opinión que tienen desde dentro en comparación con los estereotipos que les habían contado a lo largo de sus vidas, y la experiencia que transmiten a las chicas que participaron al evento.
La importancia de los referentes
En el sector se han adoptado distintas medidas para que las mujeres puedan superar esos arquetipos, pero creemos que el más eficiente es el de mostrar cada vez más ejemplos de mujeres que trabajan en el sector y consiguen avanzar en sus carreras por sus propios medios. Ellas deben ser el referente para las nuevas generaciones: en el caso de la charla que podéis ver, las chicas de alrededor de 16 años que se plantean (o no) iniciar sus carreras en el sector tecnológico.
Para nosotros es tan natural que hombres y mujeres pueden programar igual, que nos sorprende que se discrimine por razón de género. Igualmente, entendemos que la imagen que transmitimos como sociedad, desde el propio sector o las propias familias, a veces excluyen a las mujeres y hacen que una niña no se plantee que esta rama pueda ser para ella. También creemos que la discriminación positiva hacia las mujeres debería hacerse solo si se basa en el talento de los y las profesionales. Si no, se está reforzando el argumento opuesto y se transmite la imagen que las mujeres solo pueden acceder al sector con este tipo de ayudas.
Creemos tanto en la igualdad que nunca hemos aplicado descuentos por razón de género. Para nosotros, lo más importante, es ser igual de estrictos con cualquier persona que se interese por acceder a nuestros cursos. Pensamos que nuestra labor es la de formar a todos por igual y dar ejemplo desde esta mentalidad. La prueba la tenemos en los estudios salariales que realizamos sobre nuestros alumnos: chicos y chicas se mueven en franjas salariales idénticas, tanto al salir de la escuela como más adelante.
Para nosotros es un orgullo ver cómo nuestros estudiantes evolucionan y crecen profesionalmente por su talento, independiéntemente de su género.
La programación es una profesión muy creativa
Nuestras exalumnas explican que, la creencia que la programación es pura ingeniería y no es creativa, cierra las puertas a muchas chicas… y muchos orientadores no conocen el trasfondo real de algunas profesiones. Almudena, abogada, pone luz en que su trabajo es muy creativo -más que el de un abogado- y siempre hay que buscar formas de solucionar un problema: mejores productos, mejores experiencias para los usuarios, etc.
Es muy importante poder hablar con personas que trabajen en el sector y descubrir como es el día a día. Por eso creemos que es muy importante que las participantes de STEM Talent Girl descubran la profesión a través de los ojos de chicas como ellas.
Han llegado a la programación desde caminos distintos
Hay personas (hombres o mujeres) que tienen claro que su camino es el tecnológico en el momento de escoger. Hay otras personas que no lo tienen tan claro. Nuestras exalumnas transmitían a las asistentes que, haber estudiado derecho, veterinaria, bellas artes o psicología antes de llegar al sector, no lo consideran una equivocación. Al contrario, los estudios que han hecho y sus experiencias profesionales previas, las hacen también las programadoras que son hoy.
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