Preparación para el bootcamp de ISDI Coders

Preparación para el bootcamp de ISDI Coders

A falta de 30 días para que empiece la edición de julio del bootcamp de programación web, los estudiantes están realizando el curso de preparación. Gerard aprovecha estas últimas semanas para venir a la escuela a terminarlo.

Gerard trabajaba como técnico de sistemas en AXA y su interés por la programación hizo que aplicara para los cursos de ISDI Coders. Superó las pruebas de acceso y ahora se prepara para empezar el curso de desarrollo web de verano. Las últimas semanas ha recorrido casi a diario los 26 kilómetros que separan ISDI Coders de Polinyà, ciudad en la que vive, para estudiar, coger ritmo y empezar lo más preparado posible el curso.

Preparación para el bootcamp de ISDI Coders

Gerard se obliga a venir a la escuela para conseguir el objetivo que se ha marcado: trabajar como developer en septiembre. Sabe que el curso es duro pero es consciente que si quiere conseguir ser un ISDI Coders Coder y formar parte de la comunidad de alumnos, tiene que implicarse al 100% en el proceso. Sabe que darlo todo durante varios meses tendrá su recompensa.

 

Dedicarse a algo que le apasiona

 

Reconoce que no fue un buen estudiante, pero por primera vez ha encontrado algo que le gusta. Al venir a la escuela quiere rodearse del entorno en el que vivirá durante tres meses, come con los alumnos del curso de abril, puede preguntar a los profesores y empuja a sus futuros compañeros cuando tienen dudas con los ejercicios del curso de preparación.

 

Miedos

 

Tener delante un curso pesado, intenso y rápido como un bootcamp da miedo. El curso de ISDI Coders es especialmente difícil por la profundidad a la que llegamos y lo estrictos que somos con el testing (TDD) y la aplicación constante de principios de ingeniería de software. Frases como «no sabré hacerlo» o «no lo entenderé» son habituales. Poco a poco, preguntando sin miedo, con los compañeros, con los profesores asistentes y mucha tenacidad, las cosas van saliendo.

 

Cada vez las cosas cuestan menos

 

Gerard nos comenta que si, al principio, un ejercicio le costaba 10 (en una escala del 1 al 10), la segunda vez le cuesta 4. Ha descubierto una de las cosas más importantes del curso: la primera vez parece imposible, pero si se persevera, la segunda vez que se afronta un problema, duele menos, y menos, y menos… Cada vez se siente capaz de hacer más cosas. Incluso se sorprende cuando sus compañeros, que quizás han programado antes, le preguntan dudas. Le pasan código, es capaz de entenderlo y ayudarles. «¿Cómo me podía imaginar esto? En un mes… no me lo esperaba«, nos dice.

Aprender en grupo

 

Sin la asiduidad de Gerard, cada vez más alumnos del grupo se unen a las sesiones de estudio o quedan una vez por semana en algún bar para prepararse juntos. Algunos vuelven de viajes, otros dejan ya su trabajo y dedican las últimas semanas antes de empezar a prepararse al máximo.

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